Recién me llego un email de un amigo que está pensando en dejar el país, en buscar el futuro en otro lado y comenzar así junto a su familia a planificar sus sueños. Me dice que él y su esposa lo han pensado mucho, que llego el momento de salir pero que saben que no es fácil. Hace algunos meses aplicaron para obtener residencia Canadiense, ahora mismo estudian las diferentes ciudades para elegir donde llegar, donde comenzar de nuevo.
Mientras leía su nota, me pasaban por la cabeza miles de cosas que todavía no me atrevo a plasmar en ese “reply” que seguro él espera. Para mi migrar no fue complicado, una buena oferta de trabajo me coloco aquí con mis maletas y 4 peroles que la compañía acepto mudar vía aérea. Mis preocupaciones todavía no son esposa y niños, vivo en un apto de habitación y media que también paga la compañía y manejo un Toyota Yaris que compre por el simple hecho de no tener que molestar a nadie para ir de compras. Es difícil opinar en la vida de terceros, las experiencias son muy variadas y pintorescas pero no todas son iguales ó se parecen. No quiero ser la persona que baja del avión a nadie u opaca sus sueños pero esto de vivir fuera es complicado y debe ser materia de muchos análisis.
Sé que Venezuela se ve en un constante temporal que asota con las libertades, sueños y ambiciones de muchos pero creo que antes de buscar ese cielo despejado en otro lado, se debe ver bien que no caigamos en una zona de vientos huracanados. Ahora mismo son casi las 12am y estoy en mi cama pensando que escribirle a este amigo, advierto que el sueño no me lo a quitado su nota pero espero que mientras el insomnio me acompañe pueda hallar palabras correctas para contestarle.
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