El titulo del post alude al libro póstumo de Ernest Hemingway que cuenta su vida en la ciudad de Paris en la década de 1920 cuando el autor también en sus 20 y con su primera esposa disfrutaba de la vida en dicha ciudad. Durante su estadía compartió con figuras de la talla de Scott Fitzgerald, James Joyce y Gertrude Stein entre otros a quienes la misma Stein denomino “The Lost Generation” La Génération Perdue en francés.
La Paris que describe Hemingway con tanto detalle como solo él podía hacerlo, es una Paris de contrastes entre su bien llevada pobreza y la opulencia de otros. Es una Paris que le permitía mas allá de su propia austeridad, disfrutar de una vida como ninguna. Esa Paris todavía existe, quizás un poco mas tumultuosa pero que permite codearse con el arte y la bonne vie en cualquier esquina. Paris hoy sigue siendo el destino de mucha gente que sueña con hacer suya una frase o un paisaje de ese y de otros tantos libros que la describen, la Paris de Hemingway es muy semejante a la Paris descrita por Julio Cortazar en Rayuela y, también, a la vivida y después plasmada en innumerables obras por los autores del Boom latinoamericano de los convulsionados años 60 como Vargas Llosa, Garcia Marquez, y Bryce Echenique.
Hoy, en los días que comienzan a enfriar el mes de Septiembre, Paris continua acogiendo con su encanto a miles de personas que buscan la inspiración como modo de vida. Gente que desea tutear el arte, beberse un café escuchando La Boheme, deambular por las calles y toparse con Cruz-Diez quien no cesa de trabajar en su taller que otrora fuera una Boucherie (Carniceria) y que todavía hoy mantiene su anuncio original.
Este post lo inspira la Luna y las estrellas que sin duda se ven mejor desde una pequeña ventana de Paris que desde cualquier penthouse ó mansión en otro lugar de este mundo.
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